
Aprender a honrar la vida como el único ejercicio que tenemos para descubrir quienes somos. Dejarnos llevar por ese ciclo al que pertenecemos y que intentamos negar hasta el cansancio, hasta enfermarnos, por qué negar que somos oscuridad, que cada día muere una parte de nosotros, que cada dia perdemos oportunidades para reír intentando mantener una vida seria, queriendo darle nombre y justificación a todo, insistiendo incesantemente en poner razón y razones donde a veces solo hay sentir y silencios que sólo escuchamos en nuestro silencio interior.
Hoy, mi padre cumple 73 años, el 4to cumpleaños que celebramos desde la distancia, sin poder sentir su olor a papá, ni su barba pinchando mis cachetes para hacerme sentir siempre niña siempre segura, su risa desparpajada y desparramada por la sala de su casa, bajo la sombra escandalosa de la cota 905 y sus incesantes estruendos. El sabor de la casa de un padre que como el minotauro de mi laberinto supo acompañarme desde la soledad hasta que, casi 50 años después, me encontré sola en ese laberinto que nosotros mismos vamos construyendo.
Y es que han sido los 4 años más jodidos de mi vida pero también los más aleccionadores. Descubrir la magia que me habita, reconocer mi poder y mi fragilidad y reconstruirme ha sido un tarea a veces agotadora y dolorosa pero también sanadora y reveladora de quien soy.
En todos estos años de trabajo como psicoterapeuta he ido tejiendo infinitas historias en un saber que me permite acompañar a descubrir cómo sanar y ser, siendo descubrir quién soy, la llave para la aceptación que nos transforma y nos acerca a ese poder creador de nosotros mismos.
Hoy, honro al hombre más importante de mi vida, al que necesito agradecer por enseñarme a leer y leer y leer y leer, lo que me ha permitido entonces escribir y escribir y escribir.
¡Feliz cumpleaños apá! te amodoro y te abrabeso siempre.
Papá
apa
pa
goyo
abuelo goyo
hombre poderoso
imposible de alcanzar
solo con un beso de verdad
jugando a la magia
entre duendes
dragones
casca nueces
y amores
minotauro entre libros
laberintos de palabras y pensamientos
siempre con el ovillo de color rojo
como la pasión de sus abrazos
miel de sus labios
que nacen en los ojos
marron cafe
ese que prepara al equilibrio de arepas
y juego de sabores entre
un quesito e’mano o el revoltillo bien preparado
el silencio apurado
de todos los mensajes del celular olvidado
mi reporte del tiempo más exacto
para no olvidar
el sentir de mi ciudad
exactamente igual
que cuando jugaba
entre las paredes
de aquel castillo olvidado en lo alto de la pastora
y que nos dibujó Hortelano
para escaparme siempre que te extraño
y encontrarte en la biblioteca infinita
esa que habita justo entre tus labios y mi frente
en la carita de mi niño
que lleva tu nombre a lo navarro
con quién sigues jugando
en los cuentos que ahora yo me invento
esta vez entre las ruinas de una ciudad formada por tres
con un Rey muy extraño
que cabalga en los dragones
que se viene volando
por eso,
algunas noches
entre los libros de tu biblioteca
nos vas a escuchar cantando
un “abuelo boyo” y la risa de mis niñas
que siguen preguntando
si podemos mudarnos
a la casa en donde la historia sin fin
siempre consigue salvar al caballo de Atreyu.
Poeta Saraí
02 de octubre 2023
Pamplona Navarra
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