Voy con el alma rota.

Aventurarme a escribir en este espacio, forma parte de un ejercicio auto-terapaeutico que me ayuda a disciplinar un poco las rutinas de escritura, el ejercicio de repensarme y mirarme en el medio de un duelo que he comprendido permanente y que viene acompañado de otros duelos intensos y llenos de soledad. 

Migrar voluntariamente obligada por un sistema retorcidamente podrido ha sido desde luego, la decisión más difícil de mi vida y la más aleccionadora. 

Volver a ver la vida desde el huequito de la semilla que ha sido plantada en nuevas tierras, donde todo huele y sabe distinto pero sobre todo, donde no tenemos historia alguna que nos haga “volver” a la tranquilidad y la alegría de la infancia o la juventud, nos obliga a vivir en una nostalgia interminable, una extrañeza profunda y sobre todo en una soledad de historias que aunque pocas veces se hable de ella, nos atraviesa a los migrantes todos. 

El truco, para sobrevivir, es sin duda, comenzar a crear nuevas historias, apropiarnos de los rincones de esas calles desconocidas y llenarlas de buenos momentos, de encuentros que serán reencuentro cuando el tiempo haya pasado. 

Y aquí, todo parece doler más, es como si con el pasaje sin retorno se adjuntara un kit de aumento de la intensidad de todo cuanto sientes de todo cuanto te pasa, y una vez más, el truco es recordar que ese kit es valido para lo que duele y para lo que nos hace felices. 

Volver a creer, a confiar y a disfrutar, volver a empezar una y otra vez, cada mañana, cada mes, cada año. 

Y si, es posible, pero también es jodidamente agotador y de ese cansancio, de esa nostalgia surgen estas palabras que hoy comparto con ustedes:

Voy con el alma rota

Vacía de sonrisas

que se salieron por el impacto de la caída

no encuentro ninguna

parece que murieron como los peces 

al salirse de mi pecho

he llorado tanto

nunca es suficiente 

moverse entre tal desastre 

es cada día más difícil 

mi piel se descama de tristezas que parecen infinitas

no hay una sola mirada que me salva

a veces la tuya podría ser esperanza

pero el aire se convierte en la hoja afilada de la guillotina

decapitando mis esperanzas

respirar parece un acto heroico

como la rama de aquella rosa

que sobrevivió al diluvio 

y sin saber cómo

sigue allí

No ha muerto

                           pero tampoco vive….

Saraí 




4 respuestas a “Voy con el alma rota.”

  1. Avatar de Yolanda Prince
    Yolanda Prince

    Que sentimiento de tristeza tan profundo y contagioso.
    El propósito de un nuevo comienzo, puede aliviar el dolor y encender la esperanza hacia el disfrute de lo que falta por vivir.
    Te abrazo.

    Le gusta a 1 persona

    1. El dolor es como la oscuridad: necesario para volver a sentir felicidad, para volver a brillar. Un abrazo 🤗

      Me gusta

  2. a veces la tuya podría ser esperanza

    Le gusta a 1 persona

  3. a veces la tuya podría ser esperanza

    Le gusta a 1 persona


Deja un comentario